lunes, 13 de abril de 2015

Víricas, tóxicas y buenas

Cómo nos gustan las clasificaciones. Es más, cómo nos gustan las etiquetas. Sobre todo cuando nos sirven para investir de un halo científico, psicológico o profesional lo que históricamente no ha sido más que maledicencia. Pura y dura.

No sé lo que andaba yo buscando (malditas relaciones hipertextuales: sabes dónde acabas, pero nunca de dónde vienes ni qué andabas buscando) pero al final no he encontrado nada relacionado con las alergias ni con los virus primaverales: he encontrado una clasificación de personas víricas.

Y no era moco de pavo, oye. Tenía su aquel: las personas víricas acaban “infectando” a las de su entorno con enfermedades como la tristeza, la frustración, el remordimiento, la impotencia, la inseguridad, la ansiedad… Uy, que me vengo arriba.

Pues sí. Por lo visto todos estos malestares del alma, que acaban alcanzando al cuerpo sí o sí, pueden venir provocados por los que nos rodean. Hablaba la clasificación de  víricos pasivos, caraduras, psicópatas, criticones o con mala idea. Clasificaciones pseudomédicas aparte, no dejan de ser los llorones, trepas, egoístas, maledicentes o malas personas de toda la vida. Pero, claro, puesto así parece más serio.

Siguiendo con los hipervínculos he acabado aterrizando en una nueva clasificación: personas tóxicas. Más de lo mismo, solo que estas en vez de infección producen intoxicación. ¿Habrá que llamar al teléfono que aparece en la botella de lejía cuando te cruzas con una de estas?

Porque, claro está, tú que me lees (y yo que escribo) no entramos en ninguna categoría de personas víricas ni tóxicas. Faltaría.


Pocos son los que tienen agallas y sangre fría (¿tal vez los víricos psicópatas?) de encuadrarse en uno de estos grupos en lugar de encasillarse en el tradicional y nunca suficientemente valorado grupo de las buenas personas. Y es que en este grupo (al que todos creemos íntimamente pertenecer, a pesar de nuestros “peros”) es difícil encontrar subclasificaciones incluso en Google.  ¿Será que la bondad solo tiene un camino?

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