Pasan los años y, será por los cientos de películas vistas o
porque mi característica dispersión se agudiza con el tiempo, de las grandes
películas solo guardo escenas concretas asociadas a grandes frases. Y aquella
“del material del que se forjan los sueños” es una de ellas.
Porque si pensamos en el material con el que se materializa
un sueño acabamos concluyendo que debe ser algo tan intangible como el aroma de
las nubes. ¿O no?
Llevo meses, años, viendo cómo, aun sin saber si hay un
material para los sueños sí hay un entorno capaz de desmoronarlos, de no
dejarlos crecer, de ahogarlos, de extinguirlos. ¿Acaso no le ha pasado
últimamente algo así mirando a su alrededor o enfrentándose al espejo?
Pero algo está cambiando. Será la conjunción de los astros o
quizás algo más parecido al esfuerzo, al tesón, a la capacidad de trabajo o,
simplemente, a la justicia. Porque quienes reúnen esas aptitudes y actitudes
merecen poder tornear sus sueños, tocarlos y vivirlos.
Esta semana dos personas a las que quiero y admiro viven el
fruto de su trabajo y dedicación en formas bien distintas, pero que les hacen
igualmente felices. En el caso de ella, por fin, después de una travesía dura,
sin horizonte, en la que no ha cesado de formarse, de hacer lo posible por ser
aún más competente y no perder la esperanza, por fin, decía, ha encontrado el
trabajo que merecía: “Es mi sueño llegado en estos momentos. Tarde, pero
llegó”.
Y me emociona. Porque he trabajado con ella, porque sé lo
que vale, porque sé que las injusticias muchas veces solo respetan a los
mediocres y se ceban en los brillantes.
En cuanto a él, qué decir. Años y años buscando ese hueco
imposible en días cargados de trabajo y de obligaciones familiares, saliendo a
buscar su sueño a la altura del suelo. Justo donde los demás solo pisamos y no
nos molestamos en mirar, él buscaba, clasificaba y archivaba miles de nombres
que para la mayoría no tienen significado y que para él, además de su sueño,
representan la riqueza de su tierra.
Hoy, por fin, ese esfuerzo, esas horas robadas, esas largas
caminatas se van a convertir en el libro que nos permitirá a los demás poder
tocar y compartir su sueño. Y me emociona.