martes, 4 de septiembre de 2012

Aquí no



Regreso a la rutina. Sin atisbo de depresión postvacacional (el grado de afectación del síndrome ha ido cayendo de manera directamente proporcional a la evolución creciente de la crisis), la vuelta a la oficina traía este año otras sorpresas desagradables que no por anunciadas dejan de ser fastidiosas.

Sin duda, lo mejor del regreso es el reencuentro con los colegas y la hora del almuerzo. Después de constatar que la mayor parte de los compañeros han “desconectado en el pueblo” (lo más parecido a vacaciones con presupuesto cero) quedaba la hora amable del café. Apenas quince minutos, pero con café y bollo la mañana se hace más llevadera. Un cortado vivificante y algo con chocolate estimulante. Antes de septiembre (AdS) la cuenta ascendía a 2,20 euros. Ahora, desde septiembre (DS), la cosa se ha puesto en un ridículo, no redondeado y excesivo 2,47.

Mira que lo han advertido diarios e informativos, todo el mes dale que te pego, pero el golpe de esos 27 céntimos de más en el mejor momento del día no ha pasado a un segundo plano hasta que nuestro oficinista no se ha enfrentado a la compra de cuadernos y lápices por la tarde. ¡Otra vez el maldito IVA aplicado DS! ¿Por qué no ha hecho esas compras AdS? ¿Por qué se ha dejado vencer por la abulia vacacional en lugar de ser previsor?

¡Ay! Las vacaciones y la desconexión nos van a pasar factura (hasta un 13 % de más, oiga) en esta de por sí dura cuesta de otoño. 

Desde el lado del comerciante algunos han resuelto la papeleta con un arriesgado “Aquí no subimos el IVA” que les va a suponer una rebaja considerable en sus márgenes. Desde el lado del consumidor, ahora, DS, solo nos queda ir buscando esos  desesperados carteles de “Aquí no…” para intentar no acabar desquiciado pensando aquello de que “Aquí no hay quien viva”. Aquí no.

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