miércoles, 3 de junio de 2015

Nada

Sí, es el título del libro de Carmen Laforet que ya de pequeña despertaba mi atención. “¿Cómo se puede escribir algo y llamarlo 'nada'?”. Han pasado los años y sigo teniendo ese título entre los no leídos con los que debería ponerme ya.

Pero no estamos aquí, mal que me pese, para hablar de literatura. La nada de este breve titular de cuatro letras se refiere al páramo en el que vivimos y que preveo viviremos. Estamos en medio de una nada que algunos viven con ilusión y otros observamos con escepticismo.

Este proceso de transición entre los que han estado robando sistemática y metódicamente en los últimos años y los nuevos políticos rupturistas reyes de la arenga me está quedando largo. Y aún nos queda más de una semana. Qué pereza.

Sí, siento que vivo en medio de la nada y que mi voto, realmente, parece que no sirvió para nada. Ni el suyo, no se engañe.

Porque ya no cuentan los votos. Cuenta lo que Rajoy, Sánchez, Iglesias y Rivera negocian y mercadean en los despachos, con la vista puesta no en si acaban el polideportivo del pueblo o si encuentran soluciones para los parados del lugar. No: la vista la tienen puesta en hacerse con el premio gordo el próximo otoño.

Los pactos no se presentan como una forma de gobernar en consenso que ponga en marcha las propuestas que usted, inocentemente, votó el 24 de mayo. No: los pactos son una mezcla de partida de póquer y ajedrez en la que unos van de farol mientras otros sacrifican a la reina para despistar y hacerse al final con el triunfo definitivo: una legislatura al calor de Moncloa.

Ni ideologías ni buenas intenciones. En este páramo ya no creo en nada. Todo son argucias, intrigas y apuestas en las que lo que usted y yo votamos importa entre nada y nada de nada.

A estas alturas, me cuesta ver políticos de ningún color y solo veo demagogos que quieren arrimar el ascua a su sardina. Algunos, con intereses altruistas (¿?), pensando en lo mejor para nuestra sociedad. Otros, con intereses egoístas (¿?), pensando en lo mejor para los de su cuerda.


La verdad, ya no sabría en qué prejuicio meter a cada grupo. Todos me han decepcionado y ya solo espero nada.

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