martes, 3 de marzo de 2015

Coños y barro


Con perdón. Que no me gusta escribir tacos.

Pero es que se ha levantado la veda. Pedro Sánchez, recién salido de la foto de primera comunión (laica, of course), ha vuelto a hacer caso de los dictados que le escriben sus (fatídicos) asesores y tocaba taco. Para parecer terminante, duro, rudo, con capacidad de tomar las riendas de este país desbocado.

Porque con el río desbordado está visto que no puede nadie (no me quiero pronunciar, que me pierdo), pero con los votantes de la zona anegada hay que ir a hacer caja electoral.

Le ha ganado la mano al otro. Al que no sale de Moncloa para nada pero que a estas horas ya ha dicho que claro que iba a ir a comprobar in situ los estragos de esta particular batalla del Ebro contra la que los insignificantes humanos poco o nada podemos hacer.

¿Perdona? ¿Cómo que poco o nada? A agua pasada y pisando el barro, Pedro ha estrenado cazadora roja (¿habrá llegado al final de rebajas o será de temporada? Me preocupan sus finanzas) y ha dicho “coño”, así, sin admiraciones, con poco ímpetu y escasa credibilidad. Le ha faltado un redicho “¡uy, se me ha escapado!”. 

Porque, Pedro, no te pega.

Tienes pinta de buen chaval. De tener tu genio cuando la ocasión la pintan calva. Pero te falta ímpetu y esos (fatídicos) asesores te han robado cualquier naturalidad.

Así que te has plantado en nuestras sobremesas con ese “coño” y con poco barro para arañar ese puñado de votos que las encuestas se empecinan en negarte. Mientras, tienes razón, Mariano aún en Moncloa (tranquilo, seguro que al final se dejará caer aprovechando que el Ebro pasa por Zaragoza).

¡Ay! Vaya par de dos. “¿Me gusta? ¿No me gusta?”. Es normal que el electorado ande como loco buscando alternativas. Desde las más antisistema hasta las de pataleta fina (llámenle “voto útil”). Pero es que los españoles ya estamos un poco hartos.

Hartos de estos teatros de asesoría, de los falsos coños y barro con los que nos quieren vender una proximidad a una sociedad que hace tiempo que está gestionando su lucha por libre, buscándose la vida al margen de mangantes e incompetentes.

Porque, aunque haya barro, tenemos la costumbre de comer cada día, coño (con perdón).

No hay comentarios:

Publicar un comentario