martes, 20 de enero de 2015

En su sitio

Hay personas a las que la vida les da mil reveses y, aun así, aunque caigan cientos de veces, tienen capacidad para levantarse y seguir adelante. Esa fuerza aún es más envidiable entre los que creen en la justicia casi con un sentido divino.

Esas personas que sufren zancadillas, no solo del destino sino de personas reales, y que se levantan apelando al consuelo de que, al final, el tiempo pone las cosas en su sitio.

Los que pecamos de realistas vemos en estas actitudes casi un optimismo patológico, pero en el fondo envidiamos a esas personas porque son capaces de limar de sus vidas el rencor solo basándose en esa quimera de imposible comprobación por la que todo quedará al final “en su sitio”. Y, sinceramente, es más fácil vivir así que acumulando frustraciones que solo nos llevan a ser personajes grises y amargos de compañía dudosamente deseable.

Afortunadamente, a veces el tiempo justiciero es un periodo relativamente breve y abarca menos de una vida. Y permite ver que a veces las cosas vuelven a su lugar y que situaciones injustas se resuelven antes de que el afectado desespere definitivamente y pase al bando de los amargados descreídos.

La otra mañana me encontré con el marido de una amiga. Parado, con un niño pequeño y con una historia detrás como la de tantos en estos años de vacas flacas que parecen eternizarse.

Me extrañó la hora, poco más de las ocho, y que estuviera lejos de casa, en una zona de oficinas. “¿Cómo tú por aquí a estas horas?”. “Hace dos semanas que trabajo”. La afirmación venía respaldada con una mirada de alivio y digno orgullo: “He vuelto a entrar en la rueda”.

Y que personas como él, válidas, trabajadoras y responsables, vuelvan a entrar en la dinámica del empleo me hace pasar, aunque sea por un momento, al otro lado, al de los optimistas que piensan que el tiempo pone las cosas en su sitio.

Y por un rato hasta olvido que la realidad puede darnos otra bofetada en cualquier momento. A lo mejor hemos entrado en el cambio de tendencia y ahora ya solo cabe esperar un entorno justo en el que vayamos recuperando la estabilidad y la seguridad.


Y me pregunto, ¿qué pasaría si al final que todo esté en su lugar solo depende de las personas? Al tiempo.

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