Hay días tontos. Días que, afortunadamente, pasarán al
olvido y nunca volverán a ocupar más espacio en nuestras vidas ni siquiera en
forma de recuerdo.
Sí, una auténtica lástima. Si hace una semana hablábamos del
valor incalculable del tiempo, ¿hay mayor despropósito que dar un día por
perdido? Pues puede que no, pero la única alegría que nos pueden dar esos días
cruzados es que, al final, se acaban. Igual que los buenos.
Ya lo sé. Vivimos en un mundo lleno de injusticias, de
sinvergüenzas y de desgracias. ¿Cómo puedo permitirme el lujo de quejarme por
un día en el que, simplemente, no quedará nada para el recuerdo y, si queda,
tenderé a borrarlo conscientemente negándome, por ejemplo, a releer estas
líneas?
Pues puedo porque sí. Porque es lo único que me queda
después de haber caminado 10289 pasos recorriendo un total de 7,91 km. ¿Y qué
he adelantado? Nada.
Mi maldito smartphone me proporciona estas cifras que yo no
le he pedido tal vez para regodearse de mí: parezco aquel dibujo animado que no
deja de correr sin conseguir ir a ninguna parte.
Ya lo sé: he recorrido casi 8 km. Y con tacones. Pero,
definitivamente, no he conseguido adelantar nada. Las injusticias siguen a mi
alrededor (sobre la mayoría, francamente no me veo capacitada para actuar), los
sinvergüenzas continúan proliferando a pesar de tener los focos apuntándoles a
los ojos (nada que hacer sobre este aspecto) y este mundo está lleno de
desgracias sobre las que nadie puede hacer nada (llamémosle destino).
Sí, ya lo sé. Hay muchos días calcados al anterior, que
dejamos pasar sin más. Sin exigencias y sin reproches. Pero los días cruzados nos
meten el dedo en el ojo con retintín. Si quieres llegar pronto a trabajar,
pierdes el autobús. Si quieres llamar a esa amiga que lo está pasando fatal, te
quedas sin batería. Si quieres hacer algo sensato, acabas metiendo la pata cual
patán. Y así todo el día.
En fin. Tal vez sí relea este texto cuando otro día, a media
mañana, ya vea que la cosa pinta mal. Tal vez aún tenga tiempo de enderezarlo y
los diez mil pasos de ese otro día sí me lleven a alguna parte. Y no lo daremos
por perdido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario