miércoles, 8 de octubre de 2014

Otra vez deseable

Dentro de poco volveré ser deseable para los empleadores de este país. Después de la crisis (¿?), después de años rompiendo techos de cristal, después de continuas pérdidas de poder adquisitivo, por fin van a valer de algo veinte años de estudio y otros tantos de trabajo.

¿Se redescubrirá mi talento? ¿Ocuparé un puesto de responsabilidad? ¿Valorarán mi experiencia en diferentes sectores? ¿Y mi versatilidad y capacidad de adaptación? Yo que creía que rebasada la cuarentena iba a estar muy complicado lo de progresar en el mundo laboral y mira tú por dónde.

¡Ay, qué contenta estoy!

Espera, espera. No te aturulles. Rebobina. Que no es así la cosa.

Es mejor contratar a mujeres menores de 25 y mayores de 45 porque así queda solventado el “problema” de los hijos.

Claro, yo he sido una de esas temerarias que ha tenido hijos antes de los 40. Dos, para más señas. Reincidente. Inconsciente. Y mis empleadores han tenido que soportarlo y sufrirlo en sus carnes. Porque la maternidad en este país es un problema laboral.

¡Toma ya!

No sé cómo esperan que un país progrese si el hecho de que una mujer se quede embarazada supone para un empresario “encontrarse con el problema”. Y más si quien lo afirma es una mujer (por cierto, ¿tendrá hijos la susodicha?).

Imagino que el extracto de la desafortunada intervención estará descontextualizado hasta convertirlo en más desafortunado si cabe. Pero hay palabras que una nunca debería decir.

Después de años luchando para compatibilizar horarios imposibles, sin llegar a los festivales de Navidad, dejando hijos enfermos mientras te subes a un avión, pidiendo que te los recojan del cole in extremis amigas piadosas, ahora resulta que me queda poco para dejar de ser un problema y convertirme en carne de cazatalentos. Otra vez deseable.

Cruel paradoja si se suma a esta noticia el estudio que el Gobierno hacía estos días para establecer un subsidio para parados mayores de 45 sin prestación. En unos días he pasado de sentirme desahuciada en caso de quedarme en paro a pensar que esto de hacerse mayor puede ser una ventaja competitiva.


¡Qué tristeza! ¿Nunca valdremos las mujeres simplemente por lo que sabemos hacer? ¿Siempre insistiremos en autorrelegarnos y hacernos de menos? Como si la realidad no fuera suficiente.

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