Tal vez sea una de las palabras más bonitas que me han
dicho. Y quizá quien la dijo no era consciente de ello. Resulta curioso: cuando
disponemos de espacio infinito para hacer una descripción, hablar sobre un
recuerdo o analizar una situación, resulta difícil llegar al corazón de lo que
realmente queremos expresar. De tanto divagar, nos perdemos en las palabras y
llegamos a la línea veintitrés, punto y final, sin conseguir decir lo que
pretendíamos.
En cambio, cuando solo podemos utilizar una palabra, podemos
despistarnos totalmente, alabar de forma innecesaria o, simplemente, decir algo
inesperadamente bello. Tal vez porque cada uno interpretará esa palabra de
forma acorde a cómo se siente en ese momento, a lo que quiere oír o a lo que ha
vivido a lo largo del día.
“Sonriendo” es la palabra que utilizó un viejo compañero
para resumir en una sola palabra cómo me había conocido en un experimento de
los que circulan por internet. Y, imagino que sin pretenderlo, me emocionó.
Francamente, me pareció maravilloso que alguien relacionara el momento en que
nos conocimos con una sonrisa.
Tal vez para quien lo escribió no fuera tan trascendente.
Pero sí para mí, porque creo que lo que recordamos, realmente, no es la imagen
de un momento sino la emoción. La sensación que guardamos de ese instante es lo
que queda.
Por eso, aunque parezca banal, poco trascendente, a mí no me
lo pareció. Porque que alguien que hace años que no te ve haya guardado tu
recuerdo “sonriendo” es, simplemente, bonito. Una de las mejores palabras para guardar
el recuerdo de alguien.
¿Es lo que quiero oír? ¿Es lo que necesitaba en un día como
hoy? ¿O es un acicate para seguir sonriendo a pesar de todo? Sea lo que sea, me
gusta. Por todo lo que significa hoy, ahora, y por saber que alguien me ha
guardado en su memoria sonriendo. Ojalá siempre que usásemos una sola palabra fuésemos
capaces de encontrar justo la que hace despertar una emoción.
No hay comentarios:
Publicar un comentario