jueves, 7 de noviembre de 2013

No puedo vivir sin ti



¿Alguna vez os habéis planteado que esta afirmación tan rotunda y extremista casi siempre es falsa? Excepto situaciones médicas incuestionables (trasplante inter vivos, por ejemplo) o en relaciones con dependencia emocional enfermiza y desaconsejable, esta frase no es más que una declaración de intenciones, una forma de hablar con la que queremos expresar un amor incondicional. Al tiempo que queremos condicionar a nuestro interlocutor. En definitiva, una típica frase de chantaje emocional con la que buscamos ganarnos un mayor compromiso de nuestra pareja al tiempo que expresamos el nuestro propio. Buscando la reciprocidad, vaya.

Pero, en el amor y en la guerra, todo vale. Y mejor la dialéctica de las frases de amor (aunque sean frases hechas) que otras dialécticas u obras más beligerantes.

Sin embargo, no todo en la vida es amor y todos, en algún momento de nuestra vida, escuchamos ese “no puedo vivir sin ti” descontextualizado, fuera del ámbito amoroso, irrumpiendo en nuestras emociones e interviniendo directamente sobre nuestra capacidad de decisión.

Porque, ¿quién no ha escuchado en algún momento de su vida profesional esa frase equivalente de “eres imprescindible en esta empresa”, “eres insustituible en nuestra compañía”? En definitiva, que la empresa no puede vivir sin el trabajo que uno desempeña y que se desmoronaría sin su valiosa aportación.
Ja, ja, ja. Perdonad que me ría. Pero es que si en una situación amorosa ambas partes entienden el código y que la entrega total se debe a un sentimiento vivo, aquí y ahora, en una situación laboral el sujeto entiende otra cosa.

Entiende que puede contar con seguridad en su puesto de trabajo y que se valora su forma de obrar. Buscando nuestro compromiso y entrega, como debe ser. Pero no, tampoco es definitivo. Solo es un aquí y ahora interesado que suele tener, más en estos días, un final traumático para la parte más débil y dependiente de la relación: el empleado.

Ayer me encontré con dos antiguos compañeros, responsables de la parte de su empresa definida como “la joya de la corona”… hasta la semana pasada. Desde esta semana solo son dos números más en un estudiado e impersonal programa de bajas incentivadas y reestructuración funcional. 

Y, donde tanto te quise, hoy solo eres olvido.